miércoles, 4 de noviembre de 2015

"Secuencias": un artículo para saber lo que realmente le ocurrió a Ángel

Artículo de opinión de José Luis Cano Palomino para IDEAL. 17/10/2015. Publicado digitalmente en: http://blogs.ideal.es/andalucesdejaen/2015/10/17/secuencias/
Un chaval, Ángel, estudiante del grado universitario de Estudios Ingleses (la antigua Filología inglesa) pasa por el parque de la Concordia; ve a varios amigos y compañeros que participan en la concentración convocada durante la huelga del sector de la enseñanza que tiene lugar ese día (jueves, 9 de mayo de 2013); ha quedado un poco más tarde con su madre en un supermercado cercano y decide pasar un rato con ellos y compartir sus reivindicaciones. Ángel es alto. Un chaval sano, fuerte y muy alto. No era difícil fijarse en él porque le sacaba los hombros y la cabeza al resto.
Como él, varios cientos de jóvenes estudiantes, en su mayoría de instituto, terminan una mañana en la que han recorrido varios centros de secundaria y la universidad con sus pancartas y lemas contra los recortes en educación y la LOMCE. Entre ellos mi hijo mayor y los hijos e hijas de mis amistades y del vecindario. Parecía ser una mañana más de protesta democrática, cívica y pacífica, otra jornada que sumar a la ola de protestas que recorría el país desde hacía varios meses, sin consecuencias para la seguridad e integridad de ninguna persona.
Las patrullas que están junto a la Subdelegación del Gobierno suman pocos efectivos, están cansadas de la insistencia juvenil y tienen orden de que el tráfico empiece a fluir ya en ese cruce. Acuden en su apoyo varias dotaciones de la Policía Local. Un pequeño cordón policial hace su trabajo, presiona para que los manifestantes no salgan de la zona peatonal de la plaza y en ese movimiento un agente del orden cae fortuitamente al suelo.
A partir de ese momento empiezan a golpear con sus porras a la muchachada que tienen delante. Ángel se interpone para proteger a una chica que ha recibido varios golpes, recibe a su vez algunos porrazos (literalmente, golpes con la porra) y le piden el DNI. En el momento de la identificación le pide al policía su número de placa, saca el móvil para grabar y anima a sus compañeros para que graben con los teléfonos. Dos policías se abalanzan sobre él golpeándolo y tirándolo al suelo. Entre varios lo inmovilizan, lo patean ya tumbado y uno de ellos le presiona el cuello con la porra.
Pide que lo suelten, que no puede respirar, dice como puede que se ahoga y cuando siente que le falta el aire se agita con todas sus fuerzas y alcanza involuntariamente a un policía. La secuencia que sigue es atroz: la policía redobla la tunda de palos, el joven queda semi-inconsciente y lo arrastran hasta un coche patrulla donde vuelven a presionarle el cuello desde una puerta lateral y le empujan hacia dentro desde el otro lado. Dentro del coche se despierta con la misma sensación de asfixia y de nuevo bate piernas y brazos sin ton ni son, mientras le golpean. Todo esto queda registrado en varias grabaciones de teléfono móvil.
Sus amigas y amigos, sus padres, sindicalistas y militantes de varios partidos políticos se concentran frente a la comisaría en la que Ángel está detenido para exigir una puesta en libertad que se retrasa durante varias horas, posponiéndose el inicio de la manifestación prevista por la tarde con el profesorado y asociaciones de madres y padres.
Hasta aquí el relato, las secuencias de la detención de Ángel. Pero lo peor no fueron los moratones por los golpes recibidos ni el trato vejatorio, degradante e inhumano de una actuación policial dirigida de un modo chapucero y poco profesional por sus mandos. Ni siquiera lo peor es que vaya a haber un juicio el mes que viene y pidan para Ángel la barbaridad de dos años y medio de prisión. Lo peor es lo que traslucen los calificativos del atestado policial intentando justificar lo injustificable: activista, anarquista, radical y habitual de las manifestaciones. Lo peor es que vienen a decir que lo tenían fichado por su ideología y esto revela cuánto pervive todavía en las fuerzas del orden público de la siniestra Brigada Político-Social de la dictadura de Franco.
La tarde del próximo martes, día 27 de octubre, en la Universidad de Jaén tendrá lugar un encuentro auspiciado por varios profesores y catedráticos de Derecho Penal en el que se van a escuchar testimonios y se proyectarán vídeos que permitirán compartir una reconstrucción de lo que realmente ocurrió el 9 de mayo de 2013. Espero que también sirva para evidenciar ante la justicia cuánto despropósito, cuánto desatino se concentró sobre Ángel ese día, para que la verdad le evite una injusta condena. Le tocó a Ángel pero, pensémoslo bien, podría haber sido cualquier otro alegre y comprometido joven, cualquiera de nuestros hijos o hijas, de nuestros hermanos o hermanas…

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